Hola. Antes de nada quiero decirte:

¡Qué bien que estás aquí!

 

Pensando qué escribir en esta sección, que no es sencillo porque te obliga a pararte, mirar adentro, buscar, ordenar… me he dado cuenta, haciendo un recorrido rápido por toda mi carrera profesional y camino personal, que si me tengo que definir de alguna manera, aunque no me gustan las etiquetas, sería «contadora de historias».

 

“Contadora de historias”

 

Sí, creo que es lo que más se ajusta a mi vida y a mi personalidad.  Luego soy más cosas: patinadora, amante de la montaña, lectora apasionada de novela histórica…

cristina Besnard Videografa de bodas

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Contadora de Historias

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Patinadora

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Amante de la Montaña

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Lectora apasionada de novela histórica

Pero así, de forma transversal, de arriba a bajo y me mires como me mires, soy contadora de historias, sobre todo historias que le pasan a la gente, que desbordan sentimientos. Un gran abanico de historias reales que van desde la celebración del amor a la denuncia de injusticias. Historias profundas que encogen el corazón y hacen reflexionar hasta historias felices que dibujan una sonrisa y emocionan de alegría.

Y así he sido siempre, desde pequeña, cuando en el cole todos los profesores me decían “es que no callas”. Entonces era una aprendiza que se estaba formando sin saberlo.

En la búsqueda inconsciente de los medios más adecuados para expresar la creatividad, que tengo como buena acuariana que soy, todavía siendo niña comencé a estudiar piano, pero por más que les decían a mis padres que tenía mucha aptitud y sensibilidad musical, lo dejé, creo que porque no me permitía contar historias a mi manera. Ahora bien, los estudios de música me han servido infinito años después para toda la parte de sonorización de los videos.

Durante estos años universitarios empezaron a asomar rasgos importantes que me constituyen:

 

  • una esencia documentalista
  • una forma de ver el mundo muy desde el detalle
  • un carácter abierto y flexible que me permite adaptarme muy bien a las circunstancias
  • una gran capacidad de escucha profunda
  • la imagen como canal de expresión
  • una vocación de servicio que he logrado desarrollar de diferentes maneras en distintos momentos de la vida

 

Y así, caminando y buscando sin saber muy bien qué, estudié Comunicación Audiovisual en la Universidad, pero yo no quería ser directora de cine como soñaban la mayoría de mis compañeros. Yo quería ser reportera gráfica de guerra. ¡¡Toma ya!! Reportera de guerra para mostrar, cámara al hombro, cosas importantes al mundo.

 

Inquieta y con ganas de conocer, de vivir y de aprender,  probé otro medio, la radio. Fascinante. Durante varios años trabajé como reportera en Radio 5 Todo Noticias, de RNE, y me encantó. A la vez, comencé como freelance en el mundo del video, bodas incluidas, pero en aquel tiempo, 2003-2005, no me gustaba cómo se trabajaba la videografía de bodas: planos demasiado largos, demasiado zoom, demasiado ruido, demasiado estatismo. Demasiado aburrimiento.

Hubo un momento en que la vocación de servicio y las ganas de aprender y conocer culturas diferentes me empujaron a Bolivia. La idea inicial era ir un año al departamento de comunicación del Centro Vicente Cañas, pero me quedé seis. Allí tuve la oportunidad de hacer muchos videos para denunciar la vulneración de los derechos de los vecinos que vivían en la zona más empobrecida de Cochabamba. Y allí también tomó fuerza otra vocación: la docencia, la formación en video.

Toda la vida me sentiré muy agradecida por esos seis años de aprendizaje, de compartir, de trabajo en equipo y de unión de todo lo que para mí es importante: hablar a través de la imagen y ejercer la docencia.

Volví a España en 2011 y me fascinó el giro que había dado la videografía de bodas: imágenes mucho más cuidadas estéticamente e historias con más contenido emocional… en general, videos mucho más bonitos, llenos y cinematográficos. Y ya no éramos “los del video”, sino los “videógrafos”.

¡Qué necesario era el cambio! Por fin el video ocupa el papel importante que tiene como documental, como película, como testimonio y como recuerdo insustituible y eterno de ese momento tan importante de la vida como es el día de la boda.

 

 

Tanta libertad, tantas posibilidades creativas me enamoraron y  desde entonces cuento historias de amor de parejas que, como vosotros,  se aman de verdad; historias bonitas, llenas de sentimientos y de emociones; videos a los que podéis volver siempre, en cualquier momento, para recordar pero, sobre todo, para “re-sentir” aquel día tan importante, para volver a enamoraros, a emocionaros con el “sí, quiero”, a reíros con las bromas de vuestros amigos y a ver cómo todos vuestros invitados disfrutaban de vuestra celebración del amor y del compromiso de continuar haciéndoos felices durante toda la vida.

Estoy muy orgullosa de ser videógrafa de bodas. Es una gran responsabilidad y también un gran privilegio  poder formar parte de ese momento tan especial para vosotros, antes, durante y después de vuestro gran día.

cristina besnard

*Las imágenes que aparecen en esta sección pertenecen al fotógrafo Rubén Mejías.